Viña Lanciano, gracias a su peculiar ubicación alrededor de un meandro del río Ebro, es un enclave único no solo para el cultivo de la vid, sino también para la coexistencia de multitud de aves, mamíferos, reptiles, anfibios y variedades de flora de ribera de río, ya que el río lo rodea casi al completo. Al sur, nuestro viñedo limita con el monte El Rincón, que propicia un microclima único en esta finca al estar ligeramente elevado. La práctica activa de la viticultura sostenible fomenta las autodefensas de la vid y favorece un microclima de los racimos de buena aireación y luminosidad en nuestro viñedo. De esta manera, reducimos la erosión del suelo y mejoramos su fertilidad, disminuimos la contaminación ambiental, con prácticas principalmente manuales, controlamos el uso del agua y favorecemos que flora y fauna encuentren el equilibrio en nuestro viñedo. Para ello, no utilizamos ningún tipo de herbicida químico.

Sostenibilidad.
- Viticultura manual.
Antes del inicio del ciclo vegetativo, con la poda de invierno recuperamos los criterios tradicionales de respeto por la planta, con cortes con madera de protección, y aplicamos cicatrizantes en las heridas, para protegerlas de enfermedades. Nuestro equipo de campo se encarga del manejo de la vegetación en verde de forma manual, en labores como la espergura, desniete, despunte, deshojado, aclareo y, por supuesto, el momento final, el de la vendimia, que la llevamos a cabo por separado, en función de la parcela y la variedad, y siempre y únicamente a mano.
- Control y seguimiento.
Además de nuestra estación climática, nos ayudamos de imágenes aéreas y puntos de control de humedad en el viñedo. Hace más de 5 años implantamos 15 puntos de seguimiento detallado para controlar el viñedo y elaborar un histórico de nuestra finca, diferenciado por parcelas. Nos servimos de esta información para tomar las decisiones oportunas a lo largo de todo el ciclo vegetativo, como, por ejemplo, la poda, las operaciones en verde, el abonado, la gestión razonada del agua en el viñedo, con la que buscamos que haya un ligero estrés hídrico.
- Prevención de plagas.
Desde la poda tratamos de ayudar a la vid a fortalecerse y a ser menos vulnerable. Aun así, hay tres tipos de plagas que pueden afectar seriamente a nuestro viñedo. Desde hace una década, para evitar la temida polilla del racimo empleamos métodos biológicos de confusión sexual con feromonas, con un innovador sistema de difusión que no deja residuos en el viñedo. Los depredadores naturales que viven en Viña Lanciano, ácaros, crisópidos, chinches y mariquitas, nos ayudan a acabar con la araña amarilla. Y en el caso el mosquito verde, una amenaza creciente por el cambio climático, contamos con los chinches y otros parasitoides de huevos presentes en nuestra finca.

Nuestra nave de crianza alberga un sistema único y totalmente automatizado de apilado, trasiega y climatización en el mundo, que nos permite trabajar con un amplio abanico de tipos de roble. Barricas de roble francés, americano, ruso, húngaro, español y mixto (duelas de roble americano y fondos de roble francés) con diferentes tipos de tostado, que elegimos y renovamos periódicamente. Criamos cada variedad por separado de forma personalizada; para ello, formamos pirámides de barricas según la parcela de las que proceden con el fin de extraer su máximo potencial.

En LAN, de entre los diferentes tipos de roble, seleccionamos los más adecuados para la crianza de cada uno de nuestros vinos. Escogemos maderas que aportan signos de identidad únicos y reconocibles a nuestra gama.
· Roble francés de los distintos bosques del centro de Francia (Allier, Tronçais, Jupille, Blois). Aporta una gran complejidad aromática con suaves aromas especiados (clavo, canela), toques mentolados, ahumados y cacaos. Tiene una alta carga tánica, que confiere una buena estructura en boca.
· Roble americano procedente de Ohio y Missouri, de los bosques en los Apalaches. Aporta aromas intensos de vainilla, coco y plantas aromáticas.
· Roble ruso del Cáucaso y la República de Adigueya. Tiene matices similares al roble francés, aunque es menos odorante y respeta los aromas primarios de la materia prima.
· Roble húngaro con matices muy similares a los del roble francés. En la variedad tempranillo aporta toques ligeramente más lácteos.
· Roble español. Tiene un aporte alto de polifenoles, así como de aromas de vainilla, caramelo, balsámicos, almendra y clavo. Nuestra última incorporación a una crianza en constante innovación.

Cuando el piojo de la raíz de la vid filoxera llegó a Madeira a fines del siglo XIX y mató a las vides, los isleños replantaron con vides híbridas estadounidenses, que eran resistentes a la plaga. Desde entonces, se han plantado variedades europeas nuevas y mejores, pero quedan muchas vides americanas. Los lugareños todavía beben vinos de mesa con un aroma curioso, hechos de uvas híbridas estadounidenses (están prohibidos para los vinos DOP e IGP). Recientemente, sin embargo, los vinos frescos, no fortificados, DOP e IGP, se han elaborado con variedades de uva europeas en una bodega moderna financiada por el gobierno. Verdelho es a menudo la uva blanca de elección, con vino tinto de Tinta Negra, pero una gran variedad de uvas internacionales y portuguesas se están plantando en cantidades modestas.

Bañada por la corriente del golfo, Madeira tiene un clima templado, con un promedio de 22ºC en verano, 16ºC en invierno. La nube se acumula la mayoría de los días sobre el interior montañoso, hay un breve aguacero y luego vuelve a brillar el sol, nada que perturbe mucho a los turistas que acuden a esta hermosa isla. El clima templado y húmedo y el suelo volcánico fértil producen uvas de maduración suave y vinos ligeros con alcohol moderado.

Los primeros exportadores de vinos de Madeira se dieron cuenta de que sus productos delicados viajaban mejor cuando estaban fortificados con un poco de brandy. También descubrieron que algo milagroso sucedió durante largos viajes por el mar a través del ecuador: el sabor se volvió intenso y a nuez. Los productores de Madeira aprendieron a imitar este fenómeno envejeciendo barriles de vino fortificado al sol, bajo techos de vidrio en sus almacenes, durante años, un proceso que llamaron canteiro. Luego descubrieron un atajo para sus vinos menos costosos: calentamiento controlado en estufas (estufas), un proceso conocido como estufagem. Tres meses de estufagem se aproximan a cuatro años de canteiro, aunque los resultados son menos sutiles. Los viñedos de Madeira están fragmentados en pequeñas parcelas a lo largo de terrazas excavadas en las laderas volcánicas. La mayoría de las vides están entrenadas en pérgolas. Las uvas se cosechan entre mediados de agosto y mediados de octubre, los pequeños productores entregan a veces pequeñas cantidades de uvas. La fermentación se interrumpe mediante la adición de alcohol neutro de origen vitícola una vez que las levaduras han usado una cantidad adecuada de azúcar de uva para dejar la dulzura deseada. Tradicionalmente, algunas de las variedades históricas de uva blanca de la isla están asociadas con vinos de ciertas dulzuras: Sercial dejado seco, Verdelho semiseco, Bual (o Boal) semidulce, y Malmsey (o Malvasia) positivamente dulce. Las cuatro uvas tradicionales son escasas, una uva roja más abundante, Negra Mole, se convierte hoy en vinos de Madeira de todos los niveles de dulzura. Los mejores vinos DOP Madeira todavía se hacen de las cuatro uvas blancas, además, ocasionalmente, Terrantez. Los vinos se clasifican por método y duración del envejecimiento, así como la uva. Los vinos Colheita o Single Harvest se elaboran con uvas blancas tradicionales o Tinta Negra, maduradas en madera durante al menos cinco años. Los vinos de la vendimia, Frasqueira o Garrafeira deben elaborarse por el método del canteiro a partir de una de las uvas blancas tradicionales, luego envejecer en madera durante 20 años.

La gama de tipos de vino de Madeira se basa principalmente en las variedades nobles de las que se elaboran y de las que reciben los nombres para los que están disponibles para el consumidor. Los más importantes son: "Serial": El color ámbar más seco con reflejos naranjas, un ramo de almendras y un carácter firme. "Verdelho": Menos seco que el anterior, de color ámbar o amarillo pardusco, con aroma de almendras, sabor medio seco y muy equilibrado. "Boal", medio dulce, rico en aroma y sabor. "Malvasia", muy aromática y suave y también muy dulce. "Terrantez", ciertamente el más raro, tiene características de transición entre Verdelho y Boal. Las uvas autorizadas son: Verdelho, Malvasia Fina (Boal), Sercial, Malvasia, Folgasão (Terrantez), Chardonnay, Chenin, Bastardo, Cabernet Sauvignon, Complexa, Deliciosa, Merlot, Tinta Barroca, Tinta Negra, Touriga Francesa y Touriga Nacional. Y las uvas principales: Tinta Negra, Sercial, Boal, Malvasia, Terrantez y Verdelho.